martes, 17 de mayo de 2011

Brünnhilde, la Walkiria Díscola (Parte 2): Los Comentarios

Quedé bien impresionada con la ópera de Wagner, Walkiria. Me llamó la atención especialmente su crítica a la moral de la época, muy profunda y muy ácida, válida absolutamente también para hoy.

Viendo esta ópera me preguntaba por qué Wagner habría elegido representar la valentía y la libertad, que aquí siempre figura como relativa, en un grupo de mujeres "amazonas" como las Walkirias. Y también me llamó la atención que el castigo para Brünnhilde fuera el destierro de Walhalla, este lugar que yo llamé de privilegio pero quizás tenga otras connotaciones también, dejándola sin defensas dormida en el mundo de los mortales para que cualquier hombre se pudiera aprovechar de ella.

Las óperas tienen eso que si nos dejamos llevar por el relato y la música, sin quedarnos pegados en las escenografías o en las cantantes gordas o los tenores feos, podemos fácilmente reinterpretar la narración a la luz de nuestra propia realidad. Me pasó de manera muy fuerte con La Boheme de Puccini en el Teatro Municipal hace algunos años (cuando tenía acceso al Palco Presidencial!!).

Boheme no era de mis óperas favoritas. Siendo de bella música, sin embargo el perfil de la protagonista no me agradaba: era libre y vivía sola en Paris, y a la vez pacata y devota. Extraña combinación. Se enamora del poeta pero después muere de tuberculosis rodeada de su amado y de su grupo de amigos pintores, escritores y poetas. Mientras discurría el tercer acto, súbitamente se me vino una imagen a la cabeza: esta mujer podría haber sido víctima de SIDA en los ochenta/noventa, y haber vivido la misma exacta situación de la protagonista de Puccini, también muriendo rodeada de sus amigos jóvenes y sin vuelta posible, de una enfermedad también contagiosa. Esa imagen me afectó mucho, porque me permitió conectarme por completo con el relato de La Boheme y, por supuesto, terminé llorando en los últimos compases de cierre de la música. Boheme es para mí ahora una ópera inolvidable.

Con Walkiria pasó algo similar. Me impactó mucho el castigo de Wotan: te irás de aquí y quedarás dormida al servicio de todos, y luego si es que despiertas, deberás ser esposa de alguien, hilar y servir; no portarás más armas ni andarás a caballo, no tendrás poderes mágicos y no tendrás función pública alguna.

Me viene a la mente la vida de las mujeres hoy. Muchachas en fiestas intoxicadas por alcohol, voluntariamente, o dormidas por efecto de algún sedante introducido a su bebida. Estas muchachas quedan expuestas a la misma situación que Wotan advirtió: dormidas para que los hombres hagan su amaño, inconcientes física y mentalmente. ¡Cuántas veces no he advertido a mi hija de este peligro! Estas chicas devoran el alcohol en las fiestas y quedan sin defensas, como Brünnhilde en el bosque, y expuestas a violaciones de todo tipo.

Me viene a la mente la contraposición dialéctica de Walhalla con el mundo de los mortales, este bosque incivilizado donde viven los hombres y no las Walkirias. En Walhalla las mujeres se ven poderosas, hacedoras, protagonistas; en el bosque las mujeres son sirvientas de hombres machistas y déspotas (véase primera escena de Walkiria, el trato que el viejo da a Sieglinde).

Qué triste que han pasado tantos años desde que Wagner describiera estas realidades en un mundo de fantasía operático como modo de denuncia y alerta frente a las conciencias dormidas de sus espectadores. Pero hoy, ¿alguien podría decir que las cosas han cambiado tanto?

Yo puedo dar fe que ni las nuevas generaciones de machitos chilenos tienen clara la película, y menos las chiquillas. Si usted es de los/las excepcionales que no incurre en machismo, siéntase aludido sólo en el sentido de que se necesita su voz y acción para que los/las "otros/as" sientan que su conducta no contribuye a una mejor convivencia.

Wagner, quién lo hubiese adivinado, me ayudó a fortalecer otro poco más mis convicciones feministas, hacerlas públicas una vez más, y sortear la autocensura que impone el miedo que tienen muchas mujeres de terminar siendo "lateras y barzas".