viernes, 3 de junio de 2011

¿Quién Manda Realmente en Salud?

El verdadero amo y patrón del sector salud es Mikel Uriarte, director del FONASA.

Abro el diario cada mañana e infaltablemente veo noticias sobre el Ministro de Salud, Jaime Mañalich. El mismo que se autodenominó hace algún tiempo como el “ministro de los enfermos” y se declaró militante del “Partido de los Enfermos”, lo que ameritó un estupendo blog de respuesta que se perdió en el ciberespacio.

Pero ¿es Mañalich quien realmente manda en salud? ¿Quién toma las decisiones? Yo sostengo que el ministro no corta ni pincha nada en las verdaderas decisiones sectoriales. Y si no es él ¿quién decide?

Hasta la administración Bachelet, en el Ministerio de Salud existía una división de presupuesto, que manejaba los recursos sectoriales que mantenían funcionando la red desde todo punto de vista. Hacienda transfería a la subsecretaría de Redes Asistenciales, y de aquí, vía la división de Planificación y Presupuesto, se canalizaban los fondos a los hospitales y se hacía control y manejo de la deuda hospitalaria, para bien o para mal.

Llegaron las nuevas autoridades y esta división se cerró. Ya no existe. Todos los fondos ahora se van de Haciendo directo al Fondo Nacional de Salud, cuyo director es Mikel Uriarte. Entonces, para responder a la pregunta quién manda en salud, la respuesta correcta es Uriarte, ya que sabemos bien que quien pone la plata, pone la música.

Usted dirá, con tanto poder y manejando prácticamente 3-4 puntos PIB, el hombre debe ser un crack de la salud pública. Pues miremos su currículum. Hasta su ingreso al gobierno, Uriarte era presidente de la Asociación de Aseguradores de Chile, cuya misión es apoyar el desarrollo de la industria aseguradora en Chile. Entre sus afiliados se encuentran las compañías de seguros generales y las compañías de seguros de vida, pero ninguna relacionada con la salud. De profesión es ingeniero comercial y es uno de los tantos “Cato Boys” que llegaron a gobierno con Sebastián Piñera. Su empresa de pertenencia era Cesce Chile Aseguradora S.A., dedicada al negocio de los seguros de créditos y garantías. Más currículum no se encuentra, y de salud, nada.

Entonces, esta es la situación:
  • Mañalich no tiene fondos sobre los cuales disponer. Su ministerio tiene apenas para el funcionamiento administrativo del mismo y para financiar los programas que caen bajo la tutela de la subsecretaría de Salud Pública.
  • ¿Dónde están los 9 mil millones de pesos que el ministro dijo hoy (en respuesta a Gonzalo Navarrete de la Asociación de Municipalidades) que están en manos de la atención primaria para actuar frente a las mayores necesidades asistenciales que se han generado en estos días?
  • ¿Qué rol está jugando Hacienda en este gobierno frente a las demandas sectoriales? Todos sabemos que las anteriores autoridades de Hacienda, con Velasco et al, jugaron un papel clave en la definición de políticas y prioridades públicas. Ahora, en cambio, Hacienda está en silencio.
  • Todo el manejo presupuestario de salud ahora está concentrado en FONASA. Si la relación con los hospitales también la lleva FONASA, entonces cabe preguntarse ¿cuál es la tarea de la subsecretaría de Redes Asistenciales? ¿Solamente coordinación? ¿Quién tiene la visión de conjunto de la red?
Podría seguir escribiendo preguntas pero no se trata de eso. Es claro que no hay un plan maestro para salud. Es por eso que el ministro de los enfermos se desespera porque le toca ir a las urgencias y ver las guaguas ahogadas por el esmog y por las infecciones respiratorias agudas. Y esta realidad está reventando unos establecimientos públicos que tienen que obedecer órdenes ya no del ministro (o de los subsecretarios, si se quiere), sino que del director de FONASA, quien pone las reglas del juego de cuánta plata van a tener y cómo la van a recibir.

En conclusión, por una parte tenemos que a lo largo de muchos años la gente viene señalando insistentemente que la salud es una de sus tres principales preocupaciones, tal como se pone en evidencia en todas las encuestas de opinión pública efectuadas (Adimark de ayer incluida). Y tenemos un gobierno que no se hace cargo de este clamor popular, como tampoco se hace cargo de legislar allí donde el Tribunal Supremo le dice que lo tiene que hacer para llenar los vacíos legales. Además, vemos un ministro debilitado porque no tiene recursos en sus manos para disponer en función de prioridades que respondan a las necesidades sanitarias de la población.

Pero por otra parte, tenemos un director de FONASA que actúa cual verdadero reyezuelo de la salud pública, abriendo licitaciones para privados, haciendo reestructuración financiera del sector, castigando a los un-poco-menos-pobres de entre los pobres (ahora quiere sacar a dos millones de beneficiarios de los tramos A y B de FONASA – los más pobres – y traspasarlos a los tramos donde hay que copagar), y ninguneando a la red de prestadores públicos con frases tipo si no te alcanza tu presupuesto entonces cierra tu hospital.

Y todo este savoir fair viene de una persona que hasta el 11 de marzo de 2010 no había hecho absolutamente nada en el sector salud, ni estudiarlo, ni trabajar en él. Es por eso que nos toca leer y ver todas las mañanas las extravagancias de nuestro ministro sectorial, atacando a los trabajadores de la salud, atendiendo guaguas, corriendo en una trotadora junto a la primera dama, llamando a restringir los autos catalíticos, o quitándole el cigarrillo a los que frecuentan pubs, porque no le queda más remedio...